Gracias a la precariedad (cosa ya antigua en el mundo de los que nos dedicamos al arte), me he visto en la necesidad de re-inventarme como artista sin perder mi dignidad de obrero de la cultura y los sentidos; oficiante de el momento escénico; nada más.
Así surgió el pasado mes de abril mi "Pequeño Atlas", personaje callejero, estatua viviente y algo más, cuyo germen se remonta al proyecto "Cicloteatro", y que tiene su ámbito de acción en el madrileño Paseo del Prado, justo al lado de una de las pinacotecas más importantes del mundo (si no la más).
Han sido meses de ardua labor, de persistencia bajo el frío de abril y bajo el sofocante verano de julio. Pero ha merecido la pena, si señor.
He re-descubierto lo maravillosa que es la mayoría de gente; los niños pequeños que aún son capaces de asombrarse; los ancianos que gustosamente te regalan una monedita; el público en general que sabe admirar el trabajo artístico bien hecho y con corazón, a pesar de la incultura y la zafiedad que le recetan por televisión las 24 horas del día.
Celebro que la necesidad me haya llevado a buscar una salida creativa, honesta y humana.
No, NO SE TRATA DE DAR DINERO PARA QUE LAS COSAS SE MUEVAN, SINO DE MOVERSE Y DAR GENEROSAMENTE LO MEJOR QUE TIENES, y el dinero vendrá como recompensa, como reconocimiento agradecido; incluso como muestra de admiración y de cariño. Como lo que es: HERRAMIENTA, NO FINALIDAD.
Dentro de poco partiré a Vitoria, San Sebastián y Bilbao, para presentar a "Pequeño Atlas" a la gente de Euzkadi.
Ya os contaré....
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