lunes, 10 de marzo de 2014

DE VUELTA A CASA


El pasado viernes 7 de marzo de 2014 me acerqué a la Embajada de México en España para recoger mi pasaporte mexicano renovado, requisito indispensable para después retirar mi nueva tarjeta de extranjero en la Brigada Provincial de Extranjería en Aluche, al lado de donde se ubicaba la antigua cárcel de Carabanchel, y donde actualmente se ubica el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE).

Me esperaba un día cargado de sorpresas.

Justo en el momento en el que aguardaba en la cola, esperando mi turno para obtener de nuevo la autorización para seguir viviendo en España (esta vez por cinco años más), un mensaje de texto entró en mi teléfono. Era Margarita, mi pareja, que había estado llamando esa misma mañana al Ministerio de Justicia para informarse sobre mi trámite de nacionalidad por Ley de Memoria Histórica.

Han pasado cinco largos y penosos años desde que inicié el proceso en 2009. Mi solicitud fue denegada, debido a  la falta de partida de nacimiento de mi abuela (que no fue encontrada en el Registro Civil Central de Madrid). Sin embargo, se habían presentado documentos suficientes que comprobaban que nació en Madrid en 1924 y que salió exiliada con sus padres hacia Francia (y posteriormente a México) al terminar la guerra.

Acompañaban mi solicitud: Certificación Negativa del Registro Civil (dicho documento da por sentado que no existe la partida de nacimiento en el registro, pero no cierra las puertas a la posibilidad de que el nacimiento haya sucedido); un salvoconducto de la Embajada de México en París (fechado el 4 de julio de 1939); registros del Archivo General de la Nación de México que certifican la llegada de mi abuela y bisabuelos por barco a Veracruz a bordo del el vapor “Mexique” el 27 de julio de 1939; cartas de mis bisabuelos pertenecientes al Ministerio de Exteriores de España, como  parte de los archivos de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE); comprobantes de escolarización de mi abuela en México; así como su carta de naturalización como ciudadana mexicana (tuvo que renunciar a su nacionalidad española).

En otros 11 casos (de familiares directos míos), dicha documentación fue suficiente para concederles la nacionalidad, pues sus solicitudes fueron inscritas en la Embajada de España en México (dependiente del Ministerio de Exteriores). Sin embargo, la mía se hizo en el Ministerio de Justicia en Madrid…

Después de un año de silencio (las cosas de palacio van despacio), recibí la noticia de la denegación. Con el apoyo y la orientación de la presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español, Ludivina García, y con la asesoría y el trabajo de la abogada, Africa Sánchez Bayton, hicimos de inmediato un recurso de apelación a la decisión de la administración.

Un año más tarde seguíamos sin noticias (las cosas en palacio… van aún más despacio). Mi abogada decidió que era momento de llevar adelante una demanda contencioso-administrativa contra el estado. Así lo hicimos… pero el silencio continuó. Hasta que, a solicitud (e insistencia) de la abogada, fuimos informados de que la demanda no procedía por no ser de carácter contencioso-administrativa sino civil…

Mi desesperanza, paciencia y cansancio llegaban al límite.

El 25 de febrero de este año, mi abogada me informó de que ya parecía ser un hecho que mi caso había sido resuelto favorablemente, pero que habría que esperar a que el Registro Civil me hiciera llegar mi nueva partida de nacimiento española. Entusiasmado, pero escéptico, intenté no albergar esperanzas de más hasta no ver en los hechos que dicho trámite sucedía. Lo prudente era esperar hasta el día 6 de marzo en que se cumplía un mes de la resolución. El 6 de marzo llegó y el buzón seguía sin recibir la ansiada notificación, por lo que Margarita (mi pareja) se decidió a llamar el 7 de marzo y confirmarlo definitivamente.

¿Qué clase de sincronicidad se conjugó para que el 7 de marzo de 2014 tuviera que recoger mi pasaporte mexicano y mi tarjeta española de extranjero? No lo sé. Pero lo cierto es que justo en esa cola de Extranjería, a las 10:25 de la mañana recibí la confirmación definitiva en el SMS que decía: “ SÍ!!!! TIENES LA NACIONALIDAD”. Por una extraña broma del destino, la misma mañana había recibido un documento que reafirma mi identidad legal mexicana y estaba a punto de recoger la tarjeta que me acreditaba como “extranjero legal” en el país de mis antepasados… pero dicho documento ya formaba parte del pasado, pues desde el 6 de febrero de este año yo ya era oficialmente español.

Esa misma tarde teníamos planeado ir al teatro. Días después he caído en la cuenta de esta otra coincidencia: La obra que fuimos a ver fue escrita por un mexicano, habla de México… pero era representada por españoles.

La última sorpresa me llegó al día siguiente, cuando, revisando mis pasaportes anteriores, encontré el sello que certifica mi entrada a España por primera vez en la vida. La piel se me puso de gallina al mirarlo… se cumplían exactamente 15 años de mi llegada el 8 de marzo de 1999.

Hoy, por fín, después de una larga espera, he recibido el único regalo que esa niña de 14 años que salió a pié por los Pirineos hace más de setenta años podía legarme: la posibilidad de sentir que en cierta forma estamos de vuelta en casa.
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Un gran abrazo y mi agradecimiento a tod@s l@s que me han apoyado durante estos duros años. Principalmente a Margarita, Ludivina y África, por su trabajo y tenacidad; A mis tías, tíos, primas y primos por todo el apoyo y afecto; a mi prima Alejandra, por quien tuve el primer contacto con el resto de la familia; a Pilar Álvarez Laso, que me ayudó a dar los primeros pasos orientándome sobre Ley de Memoria Histórica; a mi tía Libertad y mi prima Gabriela por habernos conocido, por que haya sido en Madrid y por la oportunidad de acompañarlas un ratito en su propio camino de reparación histórica; a mi primo Daniel, mi tía Rita, mi prima Sofía, mi hermano Giancarlo, Lupita y a Carlos por contribuír para que toda la documentación necesaria me llegara hasta Madrid.

3 comentarios:

Rita dijo...

De nuevo España resurge
Es tan alto y tan grande su honor
que en el hombre es un timbre de gloria
nacer y sentirse español
(Himno de Riego)

¡Felicidades Marcelo! Se hizo justicia, a pesar de los pesares.

Unknown dijo...

WOW.
Primero que nada mil felicidades. Si alguien merecía conseguir la nacionalidad, eres TU.
Me has hecho llorar, de gusto, emoción y amor.
Gracias por tus hermosas palabras. Me atrevo a decir, en nombre de Maruja, y de todos los que somos tu familia, que estamos muy orgullosos, por tus grandes logros y que te admiramos inmensamente.
Un super abrazo y millones de besos.
Mela

Arantza Salaberria dijo...

Tus alegrías siempre me llenan de alegría. Enhorabuena y añadidas felicidades a las coincidencias... de la vida

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